sábado, 20 de septiembre de 2008

Wake me up, if you're the coco

Siempre me he preguntado por qué avatares del destino la palabra coco, originalmente encomendada a designar frutas exóticas y creadoras de atelier destinadas a revolucionar el mundo e inundarlo con su esencia, puede haber llegado a hacer referencia a una cosa tan fea que queda grabada en la mente de todos como lo más escalofriante que existe. Uno se familiariza con este terrible ser de niño, sin embargo, y a pesar de que algunos lo nieguen, nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida guardado a buen recaudo en ese lugar del subconsciente donde está oscuro, hace frío, y la niebla dificulta vislumbrar el camino que serpentea entre una multitud de árboles delgados y secos con ramas que atrapan a uno al menor descuido.

A mis veintipico años decido reivindicar la dignidad de ese ser y me zambullo en ese terrorífico lugar de mi subconsciente para sacar de la mano a Roco mi coco trifoco. Cuando conseguimos desenredarnos de la última de las ramas escapando por los pelos de un destino fatal me siento fría y desorientada y me doy cuenta de que estoy temblando como cuando mi madre en su rutina diaria del beso de buenas noches apagaba la luz, cerraba la puerta y se le olvidaba prender el quitamiedos del enchufe. Me voy recuperando y me parece que algo se mueve a mi lado -por un momento estuve tan ensimismada que había olvidado a Roco- y al girarme para mirarlo me percato de que tiembla también, rosa con ceño fruncido... está muerto de miedo.

Así comienza la adopción de mi querido coco trifoco, que lejos de ser escalofriante y tenebroso es un bebé travieso y meloso, y en mi granja ya hace trampa al escondite, roba pasteles y cuenta chistes. Sólo me arrepiento de no haber podido rescatarlo en mi niñez, ya que habría podido sustituir terrores nocturnos por sueños más felices llenos de alebrijes. 

viernes, 5 de septiembre de 2008

BIENVENIDOS A MI GRANJA


Bienvenidos Todos a la Granja made in delapepi.com. Nuevos proyectos y aficiones han dado lugar a la producción en masa de animalitos de peluche, que, como todo, tienen una historia que contar.

En mi granja huele a fresco y tierno, como huelen
todos mis recuerdos de cuando yo apenas alcanzaba a levantar un metro, y está habitada por seres pequeños que corren, saltan, duermen...
 en definitiva viven entre algodones, agujas y almohadones. 

Comen dulces y platican de quién sabe qué cosas que les matan de la risa, pero justo callan cuando ven que la granjera se les arrima con cara de enfadada y agruras en la tripa. 

Por las noches sueñan,  por el día dormitan, pero siempre con los ojos abiertos para vigilar al ser malvado que les acecha en las esquinas. Es un ogro peludo de extraño olor, que a veces agarra pleito con cajas de cartón y cuando se pone nervioso en plena mortal persecución respira como si fuera una máquina de vapor. Que le tienen miedo es un hecho, pero siempre le sortean salvándose el pellejo para volver a su rutina de telas, chuches y risas.


Estos dos pequeñuelos no están a la venta, ya que fueron gestados partiendo de patrones ajenos caritativamente donados por verdaderas maravillas de blogs que iré desvelando en una nueva sección lateral llamada DoItYourself. Sin embargo, si algún lector se hace fan de mi extraño arte, podré tratar de reproducir animalitos por encargo.



Con el tiempo trataré de completar mi colección con algunos nacidos de mi propio vientre, de momento os dejo con Coco L'amour y Lana, primogénitos adorados a pesar se sus innumerables defectos atribuibles a una madre primeriza.